miércoles, 27 de febrero de 2013

Técnica Metamórfica

¿Qué es la Técnica Metamórfica?

Es un método natural que trabaja a nivel vibracional y energético ayudándonos a reconocer y aceptar los bloqueos emocionales instaurados en nuestro ser para hacerlos conscientes, integrarlos, transformarlos y liberarlos y recuperar así nuestra energía vital, sanadora y creativa.

La forma de aplicar la técnica es mediante unas suaves caricias y manipulaciones en las zonas reflejas de la columna vertebral en los pies, manos y cabeza encargadas de activar los sensores de la piel y transportarlos al campo energético que tenemos alrededor de nuestro cuerpo físico despertando así nuestra conciencia.

¿Cómo nos ayuda la Técnica Metamórfica?

Despertando nuestra conciencia somos capaces de integrar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu recuperando nuestra unidad, recordando que somos seres holísticos interconectados unos con otros, es así como gracias al efecto espejo, al trabajar en beneficio nuestro vemos reflejado estos mismos beneficios en nuestro entorno.

Es importante entender la figura del practicante quien simplemente hace la función de catalizador de la propia energía vital del paciente sin intención ni implicación en el resultado para no interferir en el mismo. Debemos invertir el paradigma de analizar la situación y buscar una solución para un problema en concreto para el de dejar que la mejor solución que el Universo nos ofrece sea la que nos encuentre a nosotros.

Efectos Técnica Metamórfica:- Sensación de paz interior.- Sensación de relajación y bienestar.- Capacidad de reacción de manera diferente ante las circunstancias.- Activación de la energía vital.
                         
Indicaciones Técnica Metamórfica:- Estrés, ansiedad, insomnio, depresión, falta de autoestima, inseguridad, obsesiones.- Cáncer, sida, fibromialgia.- Accidentes, parálisis.- Síndrome de Down, autismo, TDA, niperactivitat, problemas escolares.- Adiciones, trastornos alimentarios.- Embarazadas, bebés con problemas de nacimiento.- Todos aquellos que deseen entender su finalidad a la vida y vivirla conscientemente y en armonía.

Gemma Jurado
Bioterapeuta emocional 

miércoles, 1 de febrero de 2012

Siempre que puedas RELÁJATE

Sabemos de la importancia que las técnicas de relajación tienen en el manejo del estrés, así que nos hemos propuesto acercaros algunas de los ejercicios de relajación más conocidos para que los podáis poner en práctica y elegir el que mejor encaja en vuestra rutina diaria.
Vamos a empezar con la relajación muscular progresiva de Jacobson basada en la tensión/relajación de los músculos.

"Practicándola entrenaremos nuestra musculatura para poder relajarla conscientemente ante cualquier situación de tensión que nos invada".

Sentados en una silla adoptamos una postura erguida pero cómoda y nos disponemos para realizar lentamente dos respiraciones profundas completas. Después alternativamente tensamos y relajamos grupos específicos de músculos cada vez. Después de tensionar un músculo, este se encontrara más relajado que antes de aplicar la tensión. Se debe concentrar en la sensación de los músculos, específicamente en el contraste entre la tensión y la relajación. Con el tiempo, se reconocerá la tensión de un músculo específico y de esta manera seremos capaces de reducir esa tensión.

"Nos aseguramos de no tener apretados los ojos, la mandíbula y de no tener los hombros encogidos".

Cara:

  1. Ojos. Abrirlos tanto como sea posible y relajar. Estar seguros de que quedan completamente relajados, los ojos, la frente y la nariz después de cada tensión.
  2. Nariz y boca. Arrugar la nariz y relajarla. Con la boca abierta, extender la lengua tanto como se pueda y relajar dejándola reposar en la parte de abajo de la boca. Llevar la lengua hasta tan atrás como se pueda en la garganta y relajar.
  3. Cuello. Hacia los lados: Con los hombros rectos y relajados, doblar la cabeza lentamente a la derecha hasta donde se pueda, después relajar. Hacer lo mismo a la izquierda. Hacia adelante: Llevar el mentón hacia el pecho, después relajarlo. (Llevar la cabeza hacia atrás no esta recomendado).
Brazos y manos:
  1. Hombros. Tirar de ellos hacia atrás (ser cudiadoso con esto) y relajarlos.
  2. Manos. Apretar los puños, se tensan y destensan. Los dedos se extienden y se relajan después.
Tronco:
  1. Espalda. Con los hombros apoyados en el respaldo de la silla, tirar tu cuerpo hacia adelante de manera que la espalda quede arqueada; relajar. Ser cuidadoso con esto.
  2. Vientre. Tirar de él hacia dentro tanto como sea posible; relajar completamente. Tirar del estómago hacia afuera; relajar.
  3. Glúteos. Tensalas y eleva la pelvis fuera de la silla; relajar. Aprieta las nalgas contra la silla; relajar.
Piernas y pies:
  1. Muslos. Extender las piernas y elevarlas 10 cm. No tenses el estomago; relajar. Apretar los pies en el suelo; relajar.
  2. Pies. Apretar los dedos (sin elevar las piernas); relajar. Apuntar con los dedos hacia arriba tanto como sea posible ; relajar. Con las piernas relajadas, apretar los dedos contra el suelo; relajar. Arquear los dedos hacia arriba tanto como sea posible; relajar.
Una vez finalizados los ejercicios podemos quedarnos unos momentos disfrutando de la sensación de relax que acompaña su práctica, realizar unas respiraciones tranquilas mientras tomamos conciencia de nuestro estado de calma, luego abrimos y cerramos las manos con cierta intensidad, realizamos un par de respiraciones más intensas y abrimos los ojos dando por finalizado el ejercicio.

Nota: No practicar si consultar al médico si tenemos contracturas o huesos rotos.

sábado, 21 de enero de 2012

Cuida tus cervicales

Siete de cada diez personas sufren molestias cervicales en algún momento en su vida y muchas veces estas molestias suelen estar provocadas en su origen por causas emocionales.

Los conflictos emocionales y las situaciones vitales difíciles provocan tensiones musculares que reducen la flexibilidad de las estructuras cervicales lo que a su vez provoca mala postura corporal causante de la aparición de contracturas, inflamación y dolor cervical.

En psicosomática, las tensiones registradas en la zona cervical revelan una lucha interna entre lo que se siente y lo que se vive y las dificultades a la hora de comunicarnos asertivamente. Como consecuencia el cuello pierde su forma natural y aparecen las molestias cervicales que a la larga pueden desencadenar en artrosis.

El uso de terapias naturales como automasajes con aceites esenciales antiinflamatorios (harpagófito, menta y lavanda), técnicas de relajación, ejercicios posturales y de conciencia corporal, ejercicios respiratorios, estiramientos, acupuntura, osteopatia y flores de Bach nos ayudaran a aliviar la tensión de la zona, recuperar la movilidad y la flexibilidad a la vez que trabajamos por recuperar nuestro bienestar y equilibrio, mejorando así nuestra salud y nuestro estado emocional.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Aromas relajantes.

La aromaterapia es una terapia natural que trabaja ayudándonos a restablecer nuestro bienestar mediante los aceites esenciales aplicados directamente en el cuerpo mediante masajes y baños o a través de la difusión de los aromas en el ambiente permitiéndonos relajarnos, eliminar el estrés, energizarnos y aliviar ciertos dolores, tensiones y molestias corporales.

En la actualidad las investigaciones en torno a cómo activan los aromas los diferentes campos del cerebro han confirmado que los olores influyen sobre el aprendizaje, la memoria, la agresividad así como de estados psíquicos.


Podemos utilizar los aceites esenciales para ayudarnos a:

Reducir el nivel de estrés. Geranio, menta, pimienta negra, romero, salvia, sándalo y tomillo.

Reducir el agotamiento. Ajedrea, albahaca, benjuí, cardamomo, cilantro, laurel, menta, naranja amarga, nuez moscada, pino y romero.

Eliminar la angustia. Albahaca, ciprés, enebro, hisopo, incienso, naranjo amargo, rosa y romero.

Reducir la ansiedad. Azahar, benjuí, bergamota, cedro, geranio, lavanda, manzanilla, melisa, rosa, sándalo, verbena y ylang-ylang.

Potenciar la energía. Albaca, benjuí, canela, cardamomo, cilantro, clavo, comino, enebro, jengibre, lemondrás, mejorana, melisa, menta, nuez moscada, pimienta negra, pomelo, romero y tomillo.

Combatir el insomnio. Azahar, benjuí, enebro, lavanda, manzanilla, naranjo amargo, rosa, sándalo, verbena y ylang-ylang.


Es importante antes de usar un aceite esencial tener en cuenta, entre otras cosas, que el aceite sea 100% natural así como su máxima pureza para garantizar su eficacia.


Modalidad de uso:

Masaje. La mayor parte de ellos no pueden aplicarse al estado puro directamente sobre la piel, ya que son muy concentrados y podrían irritarla. Por lo tanto, es necesario diluirlos con aceites bases.


Baño. El agua tibia, ya de por sí relajante, potenciará las propiedades terapéuticas y embellecedoras de las esencias naturales. Un buen baño con aceites esenciales puede desde curar dolores musculares hasta alejar la angustia.


Evaporización. Con el uso de los aceites esenciales en los difusores de aromaterapia o evaporadores puedes crear tu propio espacio de meditación y relax.


Advertencias:

Debido a sus propiedades, es aconsejado un uso moderado en mujeres embarazadas evitando en todo caso las esencias de albahaca, hisopo, mirra, mejorana, salvia, hinojo, tomillo, enebro menta, rosa, romero y melisa.

Su utilización en niños menores de 1 año y medio será sólo en baños y se utilizará una sola gota de aceite esencial, para los menores de 3 años se recomienda ¼ de la dosis de un adulto y para los mayores de 3 años ½ de la dosis recomendada para un adulto utilizando siempre las esencias más suaves como benjuí, lavanda, mandarina, manzanilla, melaleuca, mirto, naranja o rosa.

Nunca deben ingerirse sin control de un terapeuta especializado en aromaterapia.

No tomar el sol tras la aplicación de aceites esenciales ya que podrían provocarse reacciones fotoalérgicas.

Experimenta con ellas y descubre cuáles son las que te hacen sentir mejor. Incluso, si te atreves, puedes fabricar tus propias mezclas, con nuevas propiedades que intensifiquen los beneficios en tu piel y mente.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Atrévete a decir NO.

¿Alguna vez te has planteado por qué es tan difícil decir que no?

Existen diferentes razones que hacen que neganos a complacer las necesidades de terceros sea tarea imposible. Una de ellas es la aceptación social, aparece ante nosotros el tan temido ¿qué va a pensar si no lo hago?, otra no menos importante es el sentimiento de culpabilidad ante el pensamiento de negarte mi ayuda, también encontramos el miedo a generar conflictos lo cual nos lleva a decir que sí a todo para evitar problemas y enfrentamientos, y en ocasiones también puede intervenir la falta de conocimiento ante el derecho que todos poseemos a decir "NO".

Empieza entrenándote con situaciones poco comprometidas y conflictivas para poco a poco ir abarcando ámbitos de mayor compromiso. La finalidad es poder negarte a realizar todo aquello que nos supone olvidarnos de nuestras propias prioridades así como un gasto de energía extra sin sentir culpabilidad ninguna por ello. Piensa que conseguirlo nos ayudará enormemente a sentirnos más valorados y menos estresados.

Así que no lo dudes y atrévete a ser asertivo con todo lo que no te interese ya que tienes el derecho a decir "NO".